Recuerdo los árboles, secos, sin hojas, pero con nieve en ellos. Y ahora levanto la mirada, todo es verde. Es increíble cómo el estar en un país en el que las estaciones son marcadas permite cambiar tu perspectiva sobre ellas. Sí. Es como en las películas de las que muchos latinos como yo –o no-, siempre vimos.
Un verano de más de 40 grados centígrados. Todo el mundo en sandalias, shorts y ropa delgada. Noches que comienzan alrededor de las 9 ó 10 de la noche. Todo el mundo tiene una energía tremenda, pero nunca me gustó mucho el sol, así que no es tan chévere.
Otoño, jamás en mi vida había visto tantos colores a mi alrededor. Rojo, amarillo y naranja en casi todos los árboles que veo mientras camino, y estos mismos colores en sus hojas, al pie de ellos. Pero, esperar el tranvía pasar a las 4 de la mañana, sólo con una camiseta/polo dejó de ser una buena idea. Es hora de una chaqueta.
Pasan los meses, salgo de trabajo, ya no está el sol en el cielo. Hay una lluvia extraña. Veo que moja la calle, la vereda y la pista, pero no moja mi cara cuando cae en ella. Lluvia europea, pensé. Miro mi chaqueta negra, está con pequeños pedazos blancos que veo desapareciendo mientras los observo. Es nieve. Y me doy cuenta que es la primera vez que veo nevar.
Me extenderé un poco aquí, y es que el invierno europeo fue una de las cosas que más me marcó y llamó la atención. Durante este tiempo, cuando fui a Zakopane, Polonia. Qué placentero paisaje. Pero qué horrible sensación de frío, entrando hasta por las puntas de mis pies.
El invierno es algo que me gustó experimentar, pero no repetir todos los días. Me doy cuenta que no odio más el sol, ahora lo extraño.
Está haciendo un poco más de calor otra vez.
Por primera vez después de varios meses, podemos salir a la calle y caminar sin una chaqueta, nos reímos, nos sentimos como héroes triunfantes.
Y ahora levanto la mirada, todo es verde. Hay unos cuantos árboles con flores rosadas y blancas. Precioso.
Veo el aire lleno de… ¿Cómo se llamaban? ¡Dientes de león! Veo uno entrar por la ventana, se posa frente a mí. Bajo la mirada, mi laptop, debo terminar un reporte.